lunes, 30 de mayo de 2011

Música para piano de Bartók


Béla Bartók (Bartók Béla) (1881-1945) fue un músico húngaro que destacó como compositor, pianista e investigador de música folclórica de la Europa oriental. En su biografía hay algunos hechos muy significativos que influyen notablemente en su música, y en su obra pianística. El primero es la extensa investigación que hizo de la música popular centroeuropea oriental. Junto a su amigo el compositor Zoltán Kodály recorrió los pueblos con un magnetofón, escuchando las canciones que cantaban los campesinos húngaros, rumanos, búlgaros y turcos. Fue uno de los fundadores de la etnomusicología, basada en las relaciones que unen la etnología y la musicología. Así, del folclore toma melodías, escalas, ritmos, armonías, etc., que toman gran importancia en sus obras para piano, p. ej., en las danzas rumanas y búlgaras, en las canciones húngaras, y otras diversas obras en las que utiliza modos y ritmos sacados del folclore. El segundo aspecto importante es el haber vivido dos guerras mundiales, sobre todo la segunda, ya que los nazis le consideraban un apestado, y él era totalmente opuesto a ellos. Finalmente se vio obligado a exiliarse a EEUU, donde murió. Este exilio también llevó a Bartók a hacer una música más alejada de modelos ajenos, distanciándose también del folclore. En esta época destaca el segundo concierto para piano. Otro aspecto importante en su obra pianística es la influencia de la percusión, que lleva a la concepción del piano como un instrumento de percusión, como si en lugar de cuerdas se golpeasen planchas metálicas; esto ya había sido experimentado por otros compositores como Debussy. Esta influencia destaca en obras como su sonata para piano Sz. 80, la sonata (más tarde concierto) para dos pianos y percusión, el Allegro Barbaro, etc.



De su obra pianística destacan varias sonatinas, varias sonatas, diversas obras y danzas inspiradas en temas populares, algunos cuartetos y quintetos de pianos, una rapsodia para piano y orquesta, un scherzo burlesco para piano y orquesta, cuatro volúmenes de “para niños”, el allegro barbaro, los estudios op. 18, cinco piezas “al aire libre”, tres conciertos para piano y orquesta, una sonata para dos pianos y percusión (más tarde concierto con orquesta), un concierto para dos pianos, y los seis volúmenes de Mikrokosmos. Además, musicalmente destacan también sus cuartetos de cuerda, “el mandarín maravilloso”, la música para cuerda, percusión y celesta, un concierto para orquesta, etc.



Sistema compositivo


El musicólogo húngaro Ernö Lendvai dedicó gran parte de su vida a descubrir sus bases. Según Lendvai, la música de Bartók está basada en gran parte en sus investigaciones con el folklore, en especial del húngaro, y podría dividirse en dos grandes bloques, distintos en cuanto a concepción pero complementarios entre sí, llegando a alternarse incluso en una misma obra en distintas secciones; son el sistema diatónico, basado en la música folklórica, sus modos y ritmos, en la escala acústica y pentatónica, y en otros procedimientos; y el sistema cromático, influenciado también por el folklore, y que se basa por un lado en el sistema axial, y por otro en la proporción áurea.



El sistema axial


La simetría axial es la simetría alrededor de un eje, de modo que un sistema tiene simetría axial cuando todos los semiplanos tomados a partir de cierto eje y conteniéndolo presentan idénticas características. Se trata de la división de círculo de quintas en tres ejes dobles, uno de tónica, otro de dominante y otro de subdominante.



Cada función tiene dos ejes, eje principal y eje secundario. A su vez cada eje tiene dos extremos, polo y antípoda.

Aunque el parentesco entre un polo y su antípoda es menos cercano que con los puntos vecinos, cada polo puede ser sustituido por su antípoda, realizando la misma función. Por tanto, se mantienen las funciones tradicionales de I, IV y V. Una sucesión MI-LA-RE-SOL-DO-FA, en Bartók puede ser MI-LA-LAb-REb-DO-FA.



La proporción áurea


El método de Bartók, en su construcción formal, está estrechamente ligado a las leyes del Número Áureo: . Éste constituye un elemento formal que es muy significativo en la música de Bartók, dividiendo las obras en dos secciones que cumplen dicha proporción.



La proporción áurea puede considerarse de dos maneras, según aparezca primero la sección más larga o la más corta. Un estudio analítico de varias obras de Bartók permite llegar a la conclusión de que la sección larga va acompañada de intensificación, ascenso dinámico o concentración de material, mientras que la sección corta de descenso y apaciguamiento.



El estudio de estas proporciones nos conduce inmediatamente a la cuestión del uso que hacía Bartók de acordes, escalas e intervalos. Su sistema cromático se basa en las leyes de la proporción áurea y especialmente en la serie numérica de Fibonacci; esta sucesión se inicia con 0 y 1, y a partir de ahí cada elemento es la suma de los dos anteriores: 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, etc. Al aplicar estas proporciones a los sonidos, calculando en semitonos: 1 representa la 2ª m, 2 la 2ª M, 3 la 3ª m, 5 la 4ª J, 8 la 6ª m, 13 la 8ª A, etc.



Así, hay un grupo recurrente de escalas del tipo áureo, las cuales representan estructuralmente intervalos de proporción 1:5, 1:3 y 1:2. La relación de la proporción áurea entre estas tres fórmulas es resultante de la proporción 5:3:2. Cada una de ellas surge de la repetición periódica de los intervalos 1:5, 1:3 y 1:2. Su estructura es, por tanto, así: modelo 1:5 alternando 2ªs m y 4ªs J (Do-Do#-Fa#-Sol-Do…); modelo 1:3 alternando 2ªs m y 3ªs m (Do-Do#-Mi-Fa-Sol#-La-Do…); modelo 1:2 alternando 2ªs m y 2ªs M (Do-Do#-Mib-Mi-Fa#-Sol-La-Sib-Do…).



De todas estas escalas, la más importante es el modelo 1:2, ya que representa realmente el grupo de escalas de los ejes de tónica y dominante, también conocida como escala octatónica o modo II de Messiaen:




Mikrokosmos (Mikrokozmosz, el universo en pequeño), Sz. 107, BB 105, es un conjunto de composiciones para piano solo de Bartok escritas entre 1926 y 1939. Está formado por 153 piezas de dificultad progresiva agrupadas en 6 volúmenes. Comienzan por piezas más sencillas, y progresan hasta otras de grandes dificultades técnicas. Según Bartók, representan una síntesis de todos los problemas técnicos y musicales tratados y parcialmente resueltos en trabajos previos para piano.



Volúmenes I-II: piezas 1-36, 37-66, para más principiantes, dedicadas a su hijo Péter.


Volúmenes III-IV: piezas 67-96, 97-121, de un nivel moderado a avanzado.


Volúmenes V-VI: piezas 122-139, 140-153, pensadas como piezas profesionales interpretables en concierto; el volumen VI contiene las "Seis danzas en ritmos búlgaros”, en las que es característico, entre otros recursos del folclore búlgaro, el empleo de ritmos irregulares (p. ej. 4+2+3).



Sin embargo, aparte de todo lo mencionado, un aspecto muy importante del Mikrokosmos visto como método de estudio del piano, es que, a diferencia de los típicos métodos de ejercicios, en estas piezas se obliga al intérprete a pensar, incluso en las más sencillas, y evita la monotonía repetitiva de otros ejercicios, requiriendo atención constante del intérprete. Así, en las piezas va introduciendo las dificultades técnicas mezcladas con otras dificultades interpretativas e intelectuales, como por ejemplo, la politonalidad, los ritmos irregulares, los cruces de manos, la independencia entre las manos, las armonías modales y atonales (pentatónicas, octatónicas), la textura más densa, sintetizando en obras breves todos los recursos posibles en el lenguaje pianístico a la vez que explora recursos de la música del siglo XX y del folclore popular centroeuropeo, haciendo piezas muy interesantes y con posibilidad de ejecutar en concierto, no sólo como método de estudio.



También tiene unos estudios para piano, op. 18 (tres estudios), pensados para enseñar a los pianistas dificultades técnicas como por ejemplo los movimientos de contracción y expansión de la mano. Sin embargo, estos estudios son de una gran dificultad técnica, llegando el propio Bartók a afirmar que él mismo no podía tocarlos. Además, las complicaciones técnicas son aún mayores considerando los ritmos irregulares que utiliza, así como las armonías llenas de disonancias; no obstante, los pasajes más percusivos y disonantes se alternan con otros más expresivos, con armonías que recuerdan a Skriabin. Así, no se centra tanto en la música popular ni en a teoría, sino que explora nuevas dificultades técnicas del piano.



Escrito por Clara Á. Luna



Algunos vídeos interesantes


Bartók tocando extractos del volumen VI de Mikrokosmos (1940)




Bartók tocando al piano las danzas rumanas




Tres estudios, op. 18, con partitura (Zoltan Kocsis)


5 comentarios:

ella 1 de junio de 2011, 14:40  
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Euterpe 18 de junio de 2011, 10:35  

Saludos. Os presento aquí mi blog musical, que espero que os guste. Muchas gracias.

Euterpe 19 de junio de 2011, 1:47  

Luna, gracias por tu comentario en mi blog. Claro que me ha gustado el vuestro, me encanta que existan blogs musicales; y encima especializados. A propósito, me dicen estudiantes de piano que Bartók es muy complejo... :-)

Luna 19 de junio de 2011, 16:44  

Euterpe, me alegro de que te gueste el blog. Bartók, como todos los músicos, tiene obras más fáciles y otras más complejas, pero si es cierto que algunas, por ejemplo los estudios op. 18 (ver vídeo arriba), alcanzan un grado de complejidad muy alto, por lo que no es música que se estudie habitualmente en conservatorios de nuestro nivel. Además, tiene la dificultad añadida de que, al romper la música del siglo XX con la tradición anterior, es bastante diferente de lo demás que solemos estudiar.

q u i n o ƒ ƒ 21 de junio de 2011, 6:59  

Luna, vengo a agradecer tu comentario en mi blog, y a felicitarte por el tuyo. Suculenta riqueza de análisis en torno al piano, un instrumento al que me mantengo vinculado tanto como puedo. Grandes saludos!

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